23-01-2017
Anoche me picaron los mosquitos a base de bien. Me ha estado
picando toda la noche. He dormido a ratos y no demasiado bien. Total que podía
haberme quedado más rato en la cama. Otra vez que sale el avión con retraso.
Esta vez una hora tarde. A la llegada a Port Blair, nada más llegar a
inmigración hay unas mesas a mano izq. en las que hay que rellenar un papel con
datos. Luego te ponen sello en el pasaporte. Es como una visa para las islas a
parte de la visa oficial de India. No
hay que pagar nada. Mientras me están sellando el pasaporte me trae una mujer
la maleta hasta allí. Eso no me había pasado nunca.
Esta vez sí que consigo dinero de un cajero automático en el
aeropuerto. Como siempre los taxistas un poco pesados. Al final me voy con uno
en un rickshaw que me pide 150 Rs pero le regateo 100. Me lleva al embarcadero,
que aunque ya no hay ferris a estas horas, voy a ver si puedo sacar billete
para mañana. El del taxi me enseña un panfleto de un yate que va a las islas
Havelock pero que vale 5 veces más que con el ferri estatal. Por supuesto le
digo que nanai. Me para en el embarcadero y se me acerca uno diciendo que esta
todo lleno que coja el yate. Como a estos me los conozco y no me fio le digo
que primero voy a preguntar. Tenía razón. No hay billetes para mañana ni para
pasado. Así que tengo que morir al palo. Y encima tengo que coger la clase más
cara que me sale a 1250 Rs (19 euros)
Por otras 100Rs el taxista me lleva a la agencia a comprar
el billete y luego a un hotel. Tenemos que ir a varios pues están todos llenos. En el último que vamos me
piden 1500 Rs por una habitación con A/A y 1000 sin aire. Después de enseñarme
la habitación le digo que es muy cara y le regateo. Al final me la deja en 800Rs
que aun así me parece mucho, pero no tengo ganas de dar más vueltas y acepto.
En cada sitio que entras, hotel, ciber, etc te piden el pasaporte y se lo
llevan a hacer una copia. Eso siempre me
deja bastante intranquilo así que esta vez le digo que ya la hare yo y se la
daré luego. Me hago varias para las siguientes veces.
Voy a pasear por el bazar de Aberdeen una vez que ha
anochecido. Esto es India. Caos, caos y más caos. Los sonidos y los olores de
todo tipo inundan mis sentidos. Los coches motos y rickshaw circulan sin orden
ni concierto. Los pitidos son constantes. Un coche que viene, un paso atrás,
pitido de una moto, otro paso atrás, ahora otro hacia delante, cuidado que
viene coche, esquiva a una chica que viene de frente, pitidos, bocinazos y mas
pitidos, por el rabillo del ojo veo movimiento, cuidado, paso atrás, moto que
frena, esquívala, bocinazos y mas bocinazos, todo es caótico. Pronto pongo el
piloto automático. Esquivo por instinto. Noto algo por el rabillo del ojo, paso
atrás, paso adelante o ya me esquivaran. No puedo estar pendiente todo el rato
al 100%. Es de noche y casi no se me ve.
Confío en la suerte. Al principio me sobresalto pero pronto me acostumbro a
obviar los pitidos, coches y demás vehículos. Voy por la calzada y los
vehículos me van evitando o si los veo los evito yo. Cruzar la calle es un
arte. Paso adelante, dos atrás, tres adelante, cuidado que no te ven, esquivo
rickshaw por los pelos y ya estoy al otro lado. De vez en cuando voy por la
acera que para llegar a ella hay que atravesar por algún hueco que hayan dejado
las cientos de motos aparcadas en batería sin orden ni concierto. En España se
queja la gente porque haya una baldosa rota y se puedan tropezar. Aquí la acera
consiste en unos bloques rectangulares de hormigón, cada uno a distinto nivel,
inclinados, torcidos, partidos, o llenos de agujeros, por no hablar de rejas de
alcantarillas rotas, que más vale que no metas el pie porque tiene toda pinta
de haber un ejército de ratas al acecho esperando que algún ingenuo penetre en
su territorio. También hay que tener cuidado con las canaletas que surcan los
laterales de la acera, pues el liquido putrefacto y la olor maloliente que sale
de ellos no invita precisamente a caerse en ellos. Y además algunos están a un
desnivel considerable cuando la acera asciende por escaleras. Hay partes en que
la acera se estrecha o en que las tiendas han plantado su mercancía y casi no
hay sitio para pasar. A pesar del peligro de atropello veo más seguro y más
cómodo circular por la calzada. Todo es cuestión de acostumbrarse.
Una vez en el hotel, reviso los billetes de avión y no me lo
puedo creer. Como puedo ser tan inútil. Me he cogido la vuelta de las islas
Andaman para el 1 de marzo en vez del 1 de febrero. Ya puedo ir a sacar otro
billete. Espero poder recuperar algo de dinero si lo cancelo pero me parece que
mínimo pierdo 50 euros. Mi enfado es monumental y me digo de todo a mí mismo.
Me voy a un ciber que tiene una conexión lenta no, lo siguiente. Me armo de
paciencia para sacarme el billete nuevo. Después de esto me voy a cenar a un
restaurante. La verdad es que ninguno tiene buena pinta pero en fin. Hay que
tener cuidado porque a mucha gente se le ha fastidiado las vacaciones en la
India por unas diarreas brutales. A mí no me ha pasado ninguna de las dos veces
que he estado, pero por si acaso mejor prevenir. Me pido un arroz frito de
huevo, que el arroz va bien para no tener que ir mucho al baño y además no suele ser picante porque la inmensa
mayoría de la comida de la India pica que enciende. Ya al hotel a relajarme y a
descansar que la espalda se resiente de llevar la mochila a cuestas.
MI CENA
No hay comentarios:
Publicar un comentario