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GRUTA HELADA DE SOASO

07-01-2017  


Ya llega la primera cueva del año y para ir a consonancia con el clima nos metemos a una gruta helada, de las que ya quedan pocas en el pirineo. Vamos una buena cuadrilla del club Pirineos, dieciséis personas en total. Cuando he salido de Morillo de Tou para venir aquí hacía ocho grados bajo cero pero afortunadamente cuando ha salido el sol ha subido la temperatura hasta el punto de que hemos pasado bastante calor en la aproximación. Desde Linas de Broto se coge una pista cerrada con una cadena. Con permiso y las llaves se puede subir con el coche un buen trozo y te quitas una buena pateada. Aun así, desde donde se puede dejar aun nos quedan mas de 700 metros de desnivel hasta la boca. Algunos llevamos puestos los monos desde el coche y esto, sumado a las fuertes rampas, hacen que la sudada y el calor sean importantes. El día es esplendido al igual que las vistas que se extienden a nuestros pies y que nos deleitan nuestros sentidos.



Poco a poco en la subida se van haciendo varios grupos en función del estado de forma de cada uno. Así cuando lleguemos a la gruta lo haremos escalonadamente y no habrá atascos. A mitad de camino ya se puede apreciar la entrada a la cueva en el farallón que queda encima de nosotros a nuestra derecha. Vemos claramente la grieta, que rompe la pared,  de unos veinte metros de altura y que hay que remontar para llegar a la boca de la cavidad. Para ser enero hay muy poca nieve. Se alternan los claros y la nieve y hasta que llegamos a la pendiente final que nos conduce a la grieta, la podemos obviar. Al poco de empezar la pendiente nos tenemos que parar a ponernos los crampones que la cosa empieza a ser un poco peligrosilla para ir sin los mismos. Y así llegamos a la grieta. Hay una cuerda para ayudarnos en la subida pero la mayor parte esta enterrada en la nieve. Vamos subiendo con cuidado y sin mas problemas llegamos arriba.




En la boca de entrada vemos varias bonitas formaciones de hielo. Hay que tener cuidado con el suelo que esta helado aunque no lo parezca. De echo algunos nos pegamos buenos patinazos sin llegarnos a caer. Aquí nos quitamos los crampones y para adentro. La boca es muy amplia de varios metros de altura pero pronto nos tenemos que agachar para continuar. Por encima también tiene continuidad pero no esta montada la cuerda y es mas rápido y seguro ir por abajo. Toda la cueva esta instalada por lo que superar los obstáculos es bastante fácil. Primero hay unos pasamanos que se superan sin problemas. Luego llegamos a una rampa después de la cual hay un pasamanos que salva una galería desfondada. Hay que esperar a que el otro acabe el pasamanos porque la rampa esta llena de piedras sueltas que nos acompañan rodando en nuestra bajada y serian peligrosas si se pusiera alguien debajo. A continuación se llega a otros pasamanos que finalizan en un rapel guiado. Te deja un poco alto pero haciendo contraposción entre las dos paredes te puedes soltar sin problemas. Y por fin la sala final a la que accedemos por otro rapel guiado. Yo no me he dado cuenta que es guiado y me han tenido que tirar de la cuerda para alcanzar la lengua de hielo que tenemos a nuestros pies.



Yo me esperaba ver formaciones de hielo a lo largo de la cueva pero no había ni una, ni siquiera un poco de hielo. En la sala final si que hay una gran lengua de hielo pero por lo que dicen los que han estado anteriormente en la gruta, esta muy disminuida. La verdad es que esperábamos pasar frío dentro de la cueva y a sido todo lo contrario. Y de echo las paredes se estaban derritiendo. Lo primero ponernos los crampones porque esto es hielo puro y resbala que da gusto. Luego vamos debajo de la lengua mediante un pequeño rapel y nos dedicamos a intentar sacar alguna foto decente del hielo. Cuando acaba de bajar el último, empezamos a retornar los primeros mientras les dejamos que disfruten ellos del hielo. Aunque la cueva es totalmente lineal y aunque parezca mentira nos perdemos. Llegamos a un punto que no nos suena nada y siguiendo hacia adelante llegamos a la boca de la cueva ¡pero por arriba! Y como no hay nada instalado no podemos bajar. Retrocedemos y no hay manera de encontrar el paso. Al final era por un agujero que visto de frente parecía ciego y no se ve el paso hasta que te asomas.



Conforme vamos llegando echamos un bocado y para abajo. Nos queda poco de sol y nos tenemos que dar prisa. Las montañas nevadas con los tonos rojizos del anochecer nos alegran el alma y se suman a la satisfacción y la alegría que llevamos encima por el esplendido día que hemos pasado. Cuando llegamos a los coches nos encontramos una mochila en medio de todos ellos. ¡Alguien se la ha olvidado esta mañana! Menos mal que pasa poca gente por aquí. El ultimo grupo llega al coche de noche. Ahora una buena cerveza en "el ultimo bucardo" en Linas, una foto de grupo y a descansar que nos lo hemos ganado.


    foto de Miguel Anguel

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