EL AEROPUERTO
Nos pasamos un poco de peso del equipaje, sobretodo Carmelo, así que metemos la tienda de campaña en el equipaje de mano de Víctor. Al pasar por el escáner del aeropuerto le pita. Total que se han olvidado de sacar las piquetas de la tienda y hay que tirarlas a un contenedor que hay habilitado para ello. Menos mal que yo llevo otras piquetas. Almudena pasa sin problemas los controles de Madrid y Munich y al llegar se da cuenta de que ha pasado una navaja y no se ha dado cuenta nadie. A mi me pita el control de Munich porque se me ha olvidado quitarme el cinturón. Me cachean y me hacen quitarme las botas para pasarlas por los rayos.
En el aeropuerto de Suiza nos han clavado 6,27 euros por dos botellines pequeños de agua y encima eran con gas. Nos han servido, por lo menos, para rellenarlas en el baño.
Estando sentados en Munich se ha puesto a sonar un teléfono de una cabina. Como estaba mucho rato sonando, lo he cogido. No le he entendido ni pijo así que al cabo de un rato le he colgado.

Al llegar a Atenas ¡¡sorpresa!! Le han perdido el equipaje a Víctor. Desastre. Vamos a reclamar pero nos han dicho que lleva tiempo encontrarlo. Se va a tener que apañar con lo puesto. Lo malo es que llevaba el carné de conducir dentro del equipaje.
No conseguimos encontrar coches de alquiler en el aeropuerto. Nos sentamos en medio del pasillo del aeropuerto an mirar a ver que hacemos. Decidimos echarnos a dormir y mañana dios dirá. Nos ponemos en un rincón del aeropuerto. Justo encima de Carmelo y mío hay una televisión que no nos deja dormir. Yo tengo todo el rato la sensación de que están poniendo programas en español pero entre sueños no consigo entender nada coherente. Y es que hay palabras en griego que se parecen al español aunque significan cosas totalmente diferentes. Y estando medio dormido me raya mucho.









Estamos hartos de mojarnos, así que decidimos dejar la bici y hacer turismo normal. Y que curioso, fue comprarnos unos paraguas, dejar la bici y ya no volvió a llover en los días que nos faltaban. Hacia un montón de años que no tenían tantos días seguidos de buen tiempo. La ley de Murphy no falla.
Nos alojamos en un camping de Glasgow y tenemos que coger el tren para ir a Edimburgo. Allí son fiestas. Hay una calle llena de espectáculos y te puedes pegar el día recorriéndola porque cada vez que pasamos por ella cambian los espectáculos. hay uno con dos botellas y un palo apoyado en las dos botellas y es capaz de pasar por debajo haciendo mambo sin tocar el suelo con la espalda¡Impresionante!. La verdad es que hay espectáculos muy buenos.


Entramos a un museo que muestra como era la vida en las islas hace años. Yo no se que hace Carmelo pero el caso es que le oigo: ¡Que me lo he cargado!. A tocado una pieza que estaba colgada y se ha soltado.
Vamos a un pueblo llamado Uig para tomar un ferry que nos llevara a las islas Lewis.Es un pueblo que apenas tiene una gasolinera, cuatro casas y el embarcadero para coger un ferry. Vamos al camping que esta al lado del mar. Pagamos la estancia de un día al recepcionista del camping y nos vamos a plantar la tienda.






Victor pincha una rueda y nos paramos a arreglarla y a descansar. Estamos tan cansados que cuando viene una cuesta arriba no tenemos que bajar de la bici. Y también tenemos mucho hambre que se nos hacen cerca de las cuatro de la tarde y sin comer. Al final conseguimos encontrar el camino bueno. Nos hemos pegado mas de cuatro horas para hacer 25 kilómetros. Y estoy como si me hubieran pegado una paliza.