14-06-2014
Ayer intente coger una excursión de bajar por el río con barcas de bambú, pero no fue posible porque estaban llenos, por lo que me tuve que conformar con una a las terrazas de arroz de Longji, a unos 100 kilómetros de Guilin. Me viene a buscar al hostel una furgoneta y luego va a diferentes hostel a coger mas gente. Nos deja a la entrada de la zona de las terrazas y quedamos para que nos recoja varias horas mas tarde. Nos da un pequeño mapa para aclararnos un poco con las posibles andadas de la zona.
Las terrazas tienen 700 años de historia y se empezaron a crear en la dinastía Yuan. El primer sitio al que accedo es la aldea de Dazhai, construida con tradicionales casas de madera de varios pisos. Las casas son enormes y muchas de ellas, en la planta baja, ofrecen tiendas y restaurantes a los turistas. Como en casi todos los lugares turísticos en china, hay un teleférico para los que no se quieren cansar. Yo, por supuesto, subo andando.
El calor es muy húmedo y se suda bastante. Las terrazas son impresionantes. Solo de pensar que las han echo a mano se te pone la piel de gallina. Trabajo de chinos se dice por aquí y con cosas como estas se entiende la frase.Y muy curiosos como va cayendo el agua desde las terrazas superiores hasta las inferiores inundando todas a su camino en perfecta armonía. En algunas terrazas se ve a gente trabajándolas.
Me siento a descansar en un banco cubierto con un tejadillo cuando se me sienta un abuelo local enfrente. Me ofrece un cigarrillo que rechazo porque no fumo. Luego se pone a buscar el mechero y no lo encuentra por lo que se queda con las ganas de fumárselo. De repente se levanta de un brinco y se pone a levantar una enorme losa que hace la función de escalera. Se pone a rebuscar en el barro de debajo pero no encuentra nada. Finalmente vuelve a poner la losa en su sitio y se marcha. Me he quedado con las ganas de saber lo que había visto. Veo a otro local con un sombrero hecho de ramas que también va buscando sabe dios que.
Después de una palicilla de andar y de disfrutar de unas increíbles vistas y maravillosos paisajes, regreso a la aldea de Dazhai. Hay una abuela que anda encorvada que se echa a la espalda una cesta de mimbre llena de leña, que tiene que pesar lo suyo y va como si nada. Que fortaleza tienen estas gentes.
Ayer intente coger una excursión de bajar por el río con barcas de bambú, pero no fue posible porque estaban llenos, por lo que me tuve que conformar con una a las terrazas de arroz de Longji, a unos 100 kilómetros de Guilin. Me viene a buscar al hostel una furgoneta y luego va a diferentes hostel a coger mas gente. Nos deja a la entrada de la zona de las terrazas y quedamos para que nos recoja varias horas mas tarde. Nos da un pequeño mapa para aclararnos un poco con las posibles andadas de la zona.
Las terrazas tienen 700 años de historia y se empezaron a crear en la dinastía Yuan. El primer sitio al que accedo es la aldea de Dazhai, construida con tradicionales casas de madera de varios pisos. Las casas son enormes y muchas de ellas, en la planta baja, ofrecen tiendas y restaurantes a los turistas. Como en casi todos los lugares turísticos en china, hay un teleférico para los que no se quieren cansar. Yo, por supuesto, subo andando.
El calor es muy húmedo y se suda bastante. Las terrazas son impresionantes. Solo de pensar que las han echo a mano se te pone la piel de gallina. Trabajo de chinos se dice por aquí y con cosas como estas se entiende la frase.Y muy curiosos como va cayendo el agua desde las terrazas superiores hasta las inferiores inundando todas a su camino en perfecta armonía. En algunas terrazas se ve a gente trabajándolas.
Me siento a descansar en un banco cubierto con un tejadillo cuando se me sienta un abuelo local enfrente. Me ofrece un cigarrillo que rechazo porque no fumo. Luego se pone a buscar el mechero y no lo encuentra por lo que se queda con las ganas de fumárselo. De repente se levanta de un brinco y se pone a levantar una enorme losa que hace la función de escalera. Se pone a rebuscar en el barro de debajo pero no encuentra nada. Finalmente vuelve a poner la losa en su sitio y se marcha. Me he quedado con las ganas de saber lo que había visto. Veo a otro local con un sombrero hecho de ramas que también va buscando sabe dios que.
Después de una palicilla de andar y de disfrutar de unas increíbles vistas y maravillosos paisajes, regreso a la aldea de Dazhai. Hay una abuela que anda encorvada que se echa a la espalda una cesta de mimbre llena de leña, que tiene que pesar lo suyo y va como si nada. Que fortaleza tienen estas gentes.