22-03-2015
Hoy haremos otra excursión corta porque todos los pronósticos del tiempo dicen que va a llover. Partimos de Ochagavia, que esta cerca del pueblo donde hemos dormido. En Ochagavia nos encontramos una estampa que antaño era muy normal pero hoy en día es bastante rara de ver. Un buzón de los amarillos y una cabina de teléfonos. Uno al lado del otro, vestigios de otros tiempos.
En el primer cruce hay carteles que nos indican hacia donde se encuentra la ermita. Tenemos dos opciones: la corta de 1,2 kilómetros o la larga de 6,2. En vista de que de momento no llueve, optamos por la ruta mas larga que conlleva un desnivel total de 295 metros. El día esta tristón y melancólico pero eso no nos impide disfrutar del sendero que discurre entre los arboles desnudos. Vamos andando sobre un manto de hojas humedecidas por el rocío, mientras disfrutamos de la conversación y la compañía. Llegamos al monte de Muskilda donde el bosque se abre y podemos contemplar el valle a nuestros pies.
Corre un vientecillo que nos deja un poco fríos, por lo que después de las pertinentes fotos, continuamos nuestro camino en dirección a la ermita. Durante un pequeño trozo tenemos que andar sobre la nieve, que hace acto de presencia a pesar de no estar a mucha altitud. Al poco llegamos a la ermita. A la entrada nos encontramos con unas barbacoas y merenderos de piedra enmohecida. Con mejor temperatura tiene que ser un buen sitio para hacer una parrillada.
La ermita es de estilo románica y fue construida en el siglo XII siendo mas tarde restaurada en el siglo XVII. Atravesando una de las casas a través de un túnel de piedra salimos nuevamente al camino. Bajando nos vamos encontrando con las doce estaciones del viacrucis. En algún punto de la bajada tenemos unas buenas vistas sobre el pueblo de Ochagavia.
Ya en el pueblo compramos unas barras de pan en un horno de leña que están buenísimas. Ya se ve poco pan así por las ciudades.
Hoy haremos otra excursión corta porque todos los pronósticos del tiempo dicen que va a llover. Partimos de Ochagavia, que esta cerca del pueblo donde hemos dormido. En Ochagavia nos encontramos una estampa que antaño era muy normal pero hoy en día es bastante rara de ver. Un buzón de los amarillos y una cabina de teléfonos. Uno al lado del otro, vestigios de otros tiempos.
En el primer cruce hay carteles que nos indican hacia donde se encuentra la ermita. Tenemos dos opciones: la corta de 1,2 kilómetros o la larga de 6,2. En vista de que de momento no llueve, optamos por la ruta mas larga que conlleva un desnivel total de 295 metros. El día esta tristón y melancólico pero eso no nos impide disfrutar del sendero que discurre entre los arboles desnudos. Vamos andando sobre un manto de hojas humedecidas por el rocío, mientras disfrutamos de la conversación y la compañía. Llegamos al monte de Muskilda donde el bosque se abre y podemos contemplar el valle a nuestros pies.
Corre un vientecillo que nos deja un poco fríos, por lo que después de las pertinentes fotos, continuamos nuestro camino en dirección a la ermita. Durante un pequeño trozo tenemos que andar sobre la nieve, que hace acto de presencia a pesar de no estar a mucha altitud. Al poco llegamos a la ermita. A la entrada nos encontramos con unas barbacoas y merenderos de piedra enmohecida. Con mejor temperatura tiene que ser un buen sitio para hacer una parrillada.
La ermita es de estilo románica y fue construida en el siglo XII siendo mas tarde restaurada en el siglo XVII. Atravesando una de las casas a través de un túnel de piedra salimos nuevamente al camino. Bajando nos vamos encontrando con las doce estaciones del viacrucis. En algún punto de la bajada tenemos unas buenas vistas sobre el pueblo de Ochagavia.
Ya en el pueblo compramos unas barras de pan en un horno de leña que están buenísimas. Ya se ve poco pan así por las ciudades.