: "". azuarinos de aventura: GARGANTA SUPERIOR DEL YESA

GARGANTA SUPERIOR DEL YESA

11-06-2016   


TEXTO: Sonia Linacero  

Después de varios meses sin ponerme un neopreno, se presenta la oportunidad de hacer un barranco divertido y pasarlo bien.
Rafa nos propone a Isabel y a mi ir al camping de Morillo de Tou donde tiene su rinconcito de descanso y hacer un barranco con unos amigos suyos. Se trata de hacer la Garganta Superior del Yesa, dentro del valle de Vió, en la zona de Aínsa.
Isa y yo salimos temprano y cuando llegamos al camping donde nos esperaba Rafa se palpa cierta expectación en el ambiente: " Es el cumpleaños de Rafa, ha venido sin diente ( lo ha perdido el día de su cumpleaños mordiendo pan) y con dos chicas. A ver como son las "amiguitas" Aquello es como Melrose Place pero en guay. Cada uno tiene en su parcela su casa con todo lujo de detalle y a todo confort. Mucho niño sin consola y jugando al aire libre. Esa misma mañana entre varios están ayudando a montar algo en la parcela de otro. El caso es que nos reciben genial. Presentaciones, saludos, huevo frito, chorizo, café y una breve conversación, que se nos hace tarde y tenemos que marchar.




Llegamos a Buerba y aparcamos en la plaza del pueblo. Como nos queda más de una hora de caminata y el calor es pegajoso, nos calzamos las botas, llenamos las sacas y con los neoprenos a la espalda empezamos el descenso (que luego habrá que subir) hacia el comienzo del barranco. Una vez alli nos enfundamos el neopreno y el equipo y el calor que hace nos azuza a sumergirnos rápido en una poza cercana. Ángel y Rafa son los 'masters' y Sixto, Silvia, Alba, Isabel y yo el resto de la comitiva. No era nuestro primer barranco para ninguno excepto para Alba, que se estrenó con éste. Pero en ninguno de los dos únicos rápeles tuvo ningún problema. Toda una campeona.



El barranco es fácil y divertido con varios saltos y muy rico visualmente. Si ahora en primavera está así de bonito con flores y verde en todos los rincones, no quiero imaginar con los colores que trae el otoño.
Hacer un barranco de este tipo y con los siete que íbamos te permite disfrutarlo de otra manera. Puedes ir a paso "absurdo" (Rafa sic) hacer fotos, aguadillas, mas aguadillas, volver a hacer un salto varias veces, mas fotos, risas,... Y momentos de todo tipo: "Aquí resbala un poco. ¿Que? ZASS!! Culetazo". Toboganes muy WOOOW!, con falsete en la segunda O. La risa contagiosa de Silvia no nos deja reir y nadar al mismo tiempo, y eso supone que mas de uno dé algún trago de agua involuntario, mosquitos incluidos. ¡Ah! El no diente de Rafa estuvo presente durante todo el descenso. Paramos a mitad del barranco a picar algo y descansar un poco.
Salto, foto, tobogán, aguadilla, tobogán,... hasta llegar al final. Nos desenfundamos el neopreno rápido, comemos algo e iniciamos la subida por una cuesta generosa, el mismo sendero que hemos bajado esta mañana, pero ahora algo cansados y con el sol de cara.



Han sido unas tres horas de descenso, que junto con la aproximación y el retorno, en total algo más de cinco.
Llegamos al camping y tenemos preparado un perolón de macarrones que había hecho 'mamma' Pili. Estamos caninos y los devoramos enseguida. Tomamos café con trenza de Almudévar y con el resto de La Familia (dígase con acento de mafia calabresa, juntando las yemas de los dedos de la mano derecha y un ligero movimiento de muñeca) que van apareciendo uno tras otro. Comentamos la jornada, echamos unas risas y decidimos que ya es hora de marchar.
Ha sido todo muy divertido, gracias a Rafa y a la hospitalidad de su gente.
Volveremos. Y no es una amenaza.



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