agosto 2007
CAMINO DE ATENAS
Nos vamos a resolver el tema del viaje a Atenas. Primero vamos a la estación de ferrocarril. No hay manera de convencer a los de la estación de que nos dejen meter las bicicletas en el tren. Ni que las desmontemos ni que no. Son un poco desagradables.
Vamos a la estación de autobuses. Esperemos que nos dejen o tendremos que pedalear hasta la capital y aún quedan un montón de kilómetros. Aquí son mucho mas amables. Nos dirigimos a una ventanilla y la chica de la misma llama a una que sabe ingles. Le preguntamos por las bicis. Hace una llamada y nos dice que no hay ningún problema, que las podemos llevar. ¡Menos mal!
Hemos dejado las bicis en la consigna del hotel, en una especie de cuartucho alargado en el que casi no cabían. La de Carmelo esta pinchada. La arreglamos en la calle en un momento.
Llegamos pronto a la estación de autobús así que nos toca esperar un buen rato.
Hay que ver la cara que se le queda al conductor del bus cuando ve que le vamos a meter cuatro bicicletas. Al final caben sin ningún problema.
Llegamos a Atenas a las dos de la mañana.
ATENAS EN LA NOCHE
Llegamos a las dos de la mañana y no sabemos que hacer a estas horas. Pensamos en echarnos a dormir en la estación pero no hay ni un alma y la estación parece muy vieja y no muy recomendable. Decidimos ir a la estación de trenes a ver si allí podemos dormir bien.
No hay manera de encontrarnos y vamos por unas cales con no muy buena pinta. Vamos un poco perdidos. Preguntando nos ponen en el buen camino pero las calles por las que pasamos nos dan mala espina. Parece que haya trapicheo de coches y se ve a gente con muy mala pinta. Al final llegamos sin percances a la estación de tren.
Esta cerrada, pero en la puerta hay una cafetería abierta con mesas en la calle y otros viajeros tomándose un tentempié. Hay una vieja gorda que da bastante asco. Se le ve toda guarra. Me giro y cuando la miro se esta limpiando el culo en mitad de la calle ¡¡¡aggghhh!!! No se que habrá hecho pero se nos quitan las ganas de quedarnos allí. No sabemos que hacer. Víctor propone ir al Partenón pero a Almudena no le parece bien. Al final les preguntamos a unos si la zona del puerto es segura. Como nos dicen que si nos dirigimos hacía allí.
Hay bastantes kilómetros pero lo bueno que tiene es que al ser de noche no hay tráfico y podemos ir tranquilamente a nuestra bola. Una cosa curiosa que nos encontramos por el camino es un balcón de una casa atravesado por una farola. Poco les costaba haberla puesto en otro lado. Fijarse en la foto el detalle de la farola
Nos vamos a resolver el tema del viaje a Atenas. Primero vamos a la estación de ferrocarril. No hay manera de convencer a los de la estación de que nos dejen meter las bicicletas en el tren. Ni que las desmontemos ni que no. Son un poco desagradables.
Vamos a la estación de autobuses. Esperemos que nos dejen o tendremos que pedalear hasta la capital y aún quedan un montón de kilómetros. Aquí son mucho mas amables. Nos dirigimos a una ventanilla y la chica de la misma llama a una que sabe ingles. Le preguntamos por las bicis. Hace una llamada y nos dice que no hay ningún problema, que las podemos llevar. ¡Menos mal!
Hemos dejado las bicis en la consigna del hotel, en una especie de cuartucho alargado en el que casi no cabían. La de Carmelo esta pinchada. La arreglamos en la calle en un momento.
Llegamos pronto a la estación de autobús así que nos toca esperar un buen rato.
Hay que ver la cara que se le queda al conductor del bus cuando ve que le vamos a meter cuatro bicicletas. Al final caben sin ningún problema.
Llegamos a Atenas a las dos de la mañana.
ATENAS EN LA NOCHE
Llegamos a las dos de la mañana y no sabemos que hacer a estas horas. Pensamos en echarnos a dormir en la estación pero no hay ni un alma y la estación parece muy vieja y no muy recomendable. Decidimos ir a la estación de trenes a ver si allí podemos dormir bien.
No hay manera de encontrarnos y vamos por unas cales con no muy buena pinta. Vamos un poco perdidos. Preguntando nos ponen en el buen camino pero las calles por las que pasamos nos dan mala espina. Parece que haya trapicheo de coches y se ve a gente con muy mala pinta. Al final llegamos sin percances a la estación de tren.
Esta cerrada, pero en la puerta hay una cafetería abierta con mesas en la calle y otros viajeros tomándose un tentempié. Hay una vieja gorda que da bastante asco. Se le ve toda guarra. Me giro y cuando la miro se esta limpiando el culo en mitad de la calle ¡¡¡aggghhh!!! No se que habrá hecho pero se nos quitan las ganas de quedarnos allí. No sabemos que hacer. Víctor propone ir al Partenón pero a Almudena no le parece bien. Al final les preguntamos a unos si la zona del puerto es segura. Como nos dicen que si nos dirigimos hacía allí.
Hay bastantes kilómetros pero lo bueno que tiene es que al ser de noche no hay tráfico y podemos ir tranquilamente a nuestra bola. Una cosa curiosa que nos encontramos por el camino es un balcón de una casa atravesado por una farola. Poco les costaba haberla puesto en otro lado. Fijarse en la foto el detalle de la farola
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