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CUEVAS DE AJANTA, INDIA

04-02-2017  


Madrugo para ir a las cuevas de Ajanta. Son casi dos horas y media de autobús solo de ida y para evitar hordas de turistas hay que madrugar. Llego a la estación y, como siempre no hay quien se aclare. Lo mejor preguntar. El autobús esta entrando a la estación el primero a mano izquierda. El billete es muy barato, creo recordar que 33 rupias. Consigo coger el asiento que esta al lado del conductor. Esto es muy importante porque el autobús se llena como solo se pueden llenar en la India, osea, hasta que no cabe una pulga y eso que esta vez no he visto a nadie subirse al techo. En el asiento de al lado del conductor no te molesta nadie porque esta un poco apartado de lo demás. Se iba a sentar un hombre pero otro le dice que se levante y me lo deje a mi. Suerte.

 ESTACIÓN DE AUTOBUSES



Un poco antes de llegar se me pone a hablar un hombre que dice que tiene una tienda allí. Me bajo donde el. Este autobús nos deja a 4 kilómetros de las cuevas. Aquí hay que pagar 10 rupias no se sabe porque. Hay que atravesar montones de tiendas para llegar al bus que nos lleva a las cuevas. El hombre del bus me lleva a su tienda. Miro un poco y le pregunto algún precio pero no tengo intención de comprar nada. Me voy y él me sigue con la pieza de la que le he preguntado el precio. Yo, que no, que no y que no y el detrás de mi bajando el precio cada vez mas. Pues que al final se lo compro. Por cuatro veces menos de lo que me pidió inicialmente. De aquí hay que coger un autobús verde, que cuesta 21 rupias y este te deja en las taquillas. 500 rupias para los extranjeros.





Las cuevas son patrimonio de la humanidad y datan de los siglos II A.C. al VI. Las cuevas se localizan en la pared de un desfiladero con forma de herradura que bordea el río Waghore. Hay 30 cuevas budistas en total. Para acceder a ellas hay que descalzarse. Después de descalzarme en varias opto por colgarme las deportivas de la mochila e ir descalzo. Hay que decir que el suelo esta bastante limpio. Las cuevas son una delicia. están talladas en la roca y adornadas con delicadas tallas llenas de filigranas que me dejan boquiabierto conforme las voy descubriendo. En algunas también se han conservado los frescos  de paredes y techos. No voy a comentar las cuevas porque para eso ya hay guías que ponen toda la información. Solo decir que son una pasada y que merecen la pena ser visitadas.





Salgo por la parte de atrás y voy a parar a un parque donde hay un montón de críos puteando a los monos. Hacen como que les dan comida y cuando se acercan los emprenden a pedradas. Los críos son igual en todas partes. De allí me subo a un mirador que hay en medio de la herradura que hace el acantilado. Desde allí hay buena vista de la fachada de las cuevas. Si se continua un poco hay vistas a un bonito barranco aunque hay que tener pitera para meterse en ese agua.
A la vuelta busco la tienda que he estado antes para comprarle otra cosa. Esta vez no regateo del todo bien. Luego me voy a por el bus y me sigue con otra pieza por la que me he interesado. Al final pico. De no querer comprar nada al final me he ido con tres cosas. A
A la salida hay que coger un taxi que lleva a un pueblo que esta a un kilómetro. Por mucho que regateo no consigo bajarle de las 40 rupias. A la vuelta no tengo suerte con los asientos y tengo que hacer buena parte del trayecto de pie y muyyy apretado.






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