03-02-2017
He llegado
muy pronto a Aurangabad. Son las seis y media y la entrada al hotel no la tengo
hasta las 10. Me voy a acercar a ver si puedo dejar la mochila y me iré a dar
una vuelta. Tengo el hotel al lado de la
estación de tren. De momento las calles están tranquilas, no sé si porque es muy
temprano o porque realmente son así. Por 50 Rs me llevan de la estación de
autobuses a la de trenes, previo regateo, como siempre. Tengo suerte. En el
hotel me dejar entrar ya a la habitación. Menos mal, que siempre se agradece
una ducha y poder cambiarse después de un viaje largo. Descanso un rato y luego
me voy de andada por la ciudad. Aunque, como todas ciudades de la India, es
caótica y sucia, no se acerca ni de lejos a Bombay. Después del estrés de allí
esto es como un bálsamo de tranquilidad, pero vamos, solo comparado con allí
que sigue habiendo caos y ruido por doquier. Lo primero voy a ver el mausoleo
de Bibi-qa-Maqhara. Según el plano de la guía no parece que haya poco más de
tres kilómetros hasta allí, según la realidad me pego una buena pateada.
Brújula en mano es más o menos fácil llegar hasta allí.
¿¿¡¡pARA QUE SE MOLESTAN EN PONER ESTAS SEÑALES!!??
El mausoleo
fue construido en el año 1679 y se le conoce popularmente como el “Taj pobre”.
Se parece mucho al Taj Mahal pero es mucho menos majestuoso porque en vez de
mármol, que se uso muy poco, usaron mortero y cal porque el dinero no daba para
más. La entrada cuesta 10 Rs para los indios, 200 Rs para extranjeros. Otra vez
que han doblado el precio. Y como siempre unas diferencias abismales entre los
indios y los extranjeros. Puedo entender que a los de fuera les cobren más pero
no la diferencia brutal que hay de precio. De momento paso de entrar. Ya
veremos a la vuelta. De momento sigo andando hasta las cuevas, en teoría dos
kilómetros más, en la práctica yo diría que cuatro por lo menos. El calor
aprieta y sol me pega de pleno. La temperatura no baja de 35 grados
centígrados. Me paro en un bar a la sombra a tomar un refresco y reponer
fuerzas.
La entrada a
las cuevas para extranjeros cuesta 200 Rs. Hay 10 cuevas en dos grupos
separadas por un kilómetro y como se ven bastante pronto apenas hay gente. Son
todo cuevas budistas del siglo VI o VII talladas en una ladera. Dentro de las
cuevas hay columnas talladas con diversos motivos y al fondo un gran buda
dentro de un cuarto pequeño. Dicen que no se comparan con las de Ajanta y
Ellora pero como son las primeras que veo me gustan bastante. Dentro de una
cueva me encuentro un pequeño habitante, un murciélago que mas parece un
gremlin. A la vuelta bajo andando hasta el bar que he parado antes y de allí me
tomo un taxi al hotel que he andado muchos kilómetros y voy reventado.
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