29-01-2009
Este jueves, aprovechando que era fiesta en Zaragoza, Nos vamos a la sierra de Guara a hacer una ruta con la bicicleta. El punto de partida es el pantano de Vadiello, que con lo que ha llovido esta hasta arriba de agua. Después de las primeras rampas voy ya desecho. Hace mucho que no cojo la bici. Con lo que ha llovido los caminos están llenos de barro y las ruedas se agarran mucho con lo que hay que hacer mucha mas fuerza para avanzar. Mi cuentakilómetros no va bien. Cuenta casi el doble de velocidad. En un descanso nos damos cuenta de lo que pasa. ¡ Llevo dos imanes en la rueda! por lo que es como si fuera el doble de rápido. Y yo sin darme cuenta que incluso había buscado en internet las tablas para configurarlo, pensando que las que me salieron con el cuenta estaban mal. ¡ Soy un desastre!
Victor pincha una rueda y nos paramos a arreglarla y a descansar. Estamos tan cansados que cuando viene una cuesta arriba no tenemos que bajar de la bici. Y también tenemos mucho hambre que se nos hacen cerca de las cuatro de la tarde y sin comer. Al final conseguimos encontrar el camino bueno. Nos hemos pegado mas de cuatro horas para hacer 25 kilómetros. Y estoy como si me hubieran pegado una paliza.
El caso es que llevamos un mapa. Sale unas lineas que significan fuera de senda. Dice Victor que si se puede ir andando, se puede ir con la bici, conque allí vamos. Es tan empinada que si frenas con el freno de adelante, te vas de punta cabeza y si frenas con el de atrás pues no te detienes. Y para colmo es un sendero de un palmo con zarzas, arboles y arbustos espinos. Me lleno la mano de arañazos porque como es tan estrecho, no se pueden esquivar y si sueltas el manillar te metes un tortazo. Total que de repente parece que se divide en dos. Por un lado un precipicio y por el otro, aunque parece imposible, todavía se cierra mas la vegetación. Conque a retroceder se ha dicho. Buscamos otro camino pero al final se corta. Saco el GPS y según el, el pueblo que buscamos esta a 250 metros. Desde donde estamos se ve mucho monte alrededor pero del pueblo ese ni rastro. Otra vez media vuelta.
Yo tengo muchísima sed.Estoy a punto de beber de un charco pero al final encontramos un riachuelo. No se si valdrá para beber o no, pero en esos momentos me da igual.
Victor pincha una rueda y nos paramos a arreglarla y a descansar. Estamos tan cansados que cuando viene una cuesta arriba no tenemos que bajar de la bici. Y también tenemos mucho hambre que se nos hacen cerca de las cuatro de la tarde y sin comer. Al final conseguimos encontrar el camino bueno. Nos hemos pegado mas de cuatro horas para hacer 25 kilómetros. Y estoy como si me hubieran pegado una paliza.
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