Nos vamos el viernes por la noche camino de Francia. En el pirineo nos encontramos con una niebla intensa. No se ve un carajo. Nos sale un caballo por el medio de la carretera que casi nos lo tragamos entero. Nos echamos a dormir en el aparcamiento del barranco.
Por la mañana nos espera una larga aproximación, eso si por un paisaje muy bonito. Hay un puente colgante con unas vistas espectaculares al barranco. El cañón es bastante largo, unas 5 horas y es de una gran belleza. Vas todo el rato encajonado entre dos inmensas paredes cubiertas de verdor. Al final se nos hizo un poco largo. Es uno de los mejores barrancos que he hecho, estéticamente hablando.