09-02-2014
El sábado llueve a todo llover por lo que dejamos la actividad para el domingo. El día amanece frío. No abren las puertas de atrás del coche. Lo conseguimos solucionar y nos vamos camino de la cueva de Esjamundo. A la altura de la cueva de las Guixas al otro lado de la carretera, sale un camino que hay un cartel de dirección prohibida. Cogemos el camino y al poco hay un desvío. Cogemos la desviación de la izquierda. Al poco se llega a un campo desde el que se ve la cueva. En el campo hay varios carteles de prohibido el paso. Parece ser que el dueño no deja pasar, cosa que no entiendo porque es un campo yermo. Hay que rodearlo y bajar por unas cuerdas a la boca de la cueva.
A la entrada hay una puerta de hierro, y debajo de la cueva un agujero bastante grande. No entendemos para que han puesto la puerta, hasta que leí en internet que había habido tormentas fuerte y se lo había llevado.
UN CHORRO DE AGUA CURIOSO
La cueva es bastante amplia y tiene numerosas formaciones. Es una preciosidad de cueva. Con la lluvia del día anterior, esta todo lleno de agua y nos tenemos que remangar hasta las rodillas para no mojarnos. A mi se me han olvidado los escarpines y ya en la primera poza, que esta helada, se me quedan los pies fríos. Llevamos neopreno pero optamos por no ponérnoslo todavía. Mas adelante la cueva se estrecha un poco hasta que llegamos a un rapel de unos 12 metros. Bajo yo primero. Cuando estoy casi abajo veo una larga poza que me da la impresión de que cubre mucho. Tentado estoy de remontar antes de tocar agua. Al final le echo valor y me tiro a la poza. ¡Ostia que frío! Me cubre hasta el cuello. Salgo como un tiro del agua, aunque me cuesta un poco porque la poza es larga. Me he quedado tieso. Les aviso a los otros dos para que se pongan el neopreno y me pongo el mio a ver si se me va el frío.
CAPUZAO HASTA ARRIBA
Bajan sin problemas. Hemos llegado al remonte de 16 metros. En teoría teníamos que haber pasado un pasamanos pero no lo hemos visto. Siempre nos pasa igual. A saber donde esta. Como estoy helado decidimos no remontar y volvernos. Tampoco nos enredamos a ver la galería Alsacia. Lo que mas ganas tengo es de ponerme unos calcetines secos y calentar los pies. Nos cambiamos al lado de la carretera y todos los que bajan de esquiar se nos quedan mirando. En calzoncillos a dos grados, normal que miren y se sorprendan.