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FERRATA ROIES DE PINYANA Y PAS DE LA SABINA

Como todos los años por estas fechas, la sección de ferratas del Club de Montaña Pirineos celebra la tradicional longanizada. Este año toca hacer las ferratas de Roies de Pinyana y Pas de la Sabina, ambas un K4, aunque para mi mucho mas difícil la segunda. Treinta y un valientes ferrateros nos reunimos para esta aventura. Cuando hay comida de por medio la asistencia aumenta bastante. 😁. Nos reunimos en el hotel Norte y tras un breve café organizamos los coches y nos vamos camino al pueblo de Santa Ana, al lado de la cual esta la ferrata de Roies de Pinyana.
Como somos mucha gente el grupo avanza despacio. Unos pocos se van a hacer otra ferrata mas fácil, que está cerca y de los que quedamos, sale el primer grupo que son los que no van a realizar el péndulo y a continuación salimos el resto. El primer sector es bastante deportivo con algún repecho desplomado al que sigue un ladeo horizontal con las grapas justas y bastante aéreo. 



De aquí llegamos al plato fuerte de la ferrata, el pendulaco. Hay una plataforma desde la que te tienes que lanzar al vacío. Allí tienes que tirar de una cuerda que esta atada a una cadena para acercártela y poderte anclar. Hay que realizar un péndulo de varios metros para llegar a una pared que tiene dos grapas, las cuales hay que agarrar o te quedas colgando en el medio. Como está un poco complicado de llegar y agarrarlas, Jesús y Alberto pasan primero y se colocan en la pared para ir recepcionando a la gente. Una vez que has puesto el disipador a la cadena hay que echarse un poco hacia atrás y dejarse caer por un lado de la plataforma manteniendo la tensión. Yo lo hago como el culo y no mantengo la tensión de la cadena, por lo que me quedo corto. Me agarro con uñas y dientes a la pierna de Alberto para no irme hacia atrás. Es bastante emocionante.



Seguimos subiendo hasta llegar a aun puente tibetano de 18 metros. Las sirgas se separan bastante y es mejor asegurarse solo a una porque sino se abre mucho el disipador. Para acabar, la ferrata se mete por una pequeña cueva, bastante estrecha, que hará la delicia de los espeleólogos.



Una vez terminada la ferrata nos vamos a la barbacoa a hacer la longanizada, que hay hambre y nos la hemos ganado. Chorizo, longaniza, morcilla, pollo, las tortillas de Asier, el vino, entra todo como si no hubiera un mañana. 



Mucha gente se vuelve a Zaragoza, el resto dormimos allí. Alguna no ha pegado ojo con los ronquidos de los vecinos. Hace muy buena noche y yo duermo ocho horas del tirón sin enterarme de nada. 
Por la mañana recogemos las cosas después de desayunar. Alberto se queja que le ha desaparecido la funda del saco, la del vivac y otra mas. Dice que se la ha tenido que quitar un perro que había por allí. Al final aparecen en su maletero cuando llega a casa.
Hoy nos vamos a la ferrata Pas de la Sabina, para mi mucho mas difícil que la del día anterior aunque están catalogadas con la misma dificultad. Empezamos con un tramo fácil, seguido de un pequeño puente nepalí de 6 metros. Seguimos subiendo hasta llegar al plato fuerte de la ferrata, un puente nepalí de 50 metros. Todo son risas hasta que te toca el turno de pasar. Es muy aéreo y no recomendable para gente que no tenga experiencia, pues impresiona bastante. 


Poco después viene una escalera con forma de ADN de 25 metros de altura, la mas grande de España. Aquí se ponen a prueba nuestras fuerzas. 


Después de esto quedan dos puentes nepalís mas, no muy largos, y un flanqueo horizontal bastante técnico y al que se llega con las fuerzas justas. Como vamos poca gente, hacemos la ferrata bastante rápido. Después de acabarla, nos comemos las sobras de ayer y para casa.


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