02-07-2016
Grupo 1: Miguel Angel, Isabel, Eli, Jose, Hector
Grupo 2: Mariano, Marta, Monica, Quique, Javi
Grupo 3: Ainhoa, Nacho, Nueno, Tello, Fleta
Después de todos nuestros esfuerzos del año por fin estamos preparados para una gran travesía, la del Alba, posiblemente la travesía mas representativa de Aragón. La travesía tiene un desnivel de 546 metros y un recorrido de 1182 metros.
Las coordenadas son:
Bujerín de Alba: X: 303.900 Y: 4726.570 Z: 2.290 (msnm)
Cueva de Alba: X: 302.920 Y: 4727.150 Z: 1.760 (msnm)
Como la travesía va a ser larga dormimos en la escuela de alta montaña de Benasque para no tener que madrugar tanto. Son fiestas en Benasque pero nos entra el sentido común y decidimos echarnos a la cama a una hora prudencial. A las ocho de la mañana ya estamos todos desayunados y preparados para iniciar la actividad. Aparcamos los coches en el aparcamiento al lado de los baños de Benasque. No empezamos a preparar las mochilas con el equipo cuando Marta se da cuenta que se ha dejado el bote estanco con todas sus cosas en la escuela. Se van rápidamente a por ello. Antes de que vuelvan, el primer grupo ya se ha equipado y parten hacia el bujerin del Alba que es donde esta la entrada a la travesía. Al cabo de bastante rato, que ya nos empezamos a preguntar si no se habrán perdido, aparecen Nueno y Marta con el coche. Se preparan y salimos los pocos que quedamos. Del aparcamiento bajamos unos cientos de metros hasta un desvío a la derecha con señales de GR. Seguimos por la senda hasta otro sendero a la derecha que sube fuertemente. Vamos siguiendo las señales hasta llegar llegar al ibon del Alba. Desde allí subimos por la izquierda unos 40 metros hasta localizar el agujero del Bujerin.
En la subida nos encontramos con ortigas. Marta coge una mata y viene hacia mi con intenciones aviesas pero no se ha dado cuenta que tengo mas a mis pies. Cojo una mata y empieza la guerra. Al día siguiente aun le pican las manos y los gemelos. No tenia nada que hacer.
Llegamos al Bujerin en hora y media mas o menos. Los primeros entran sobre las once y media de la mañana y los últimos sobre la una. El primer grupo ya esta listo para entrar. Nos dejamos media hora de ventaja entre los grupos para no tener que estar esperando en los rapeles. Como entramos los últimos tenemos un buen rato de espera. Hace aire pero al sol no se esta del todo mal. Estando esperando en la entrada aparecen tres miembros de la federación que vienen a ver el estado de la vía clásica para una posterior reequipación. Después de hora y media de espera entramos al agujero. Nos arrastramos un poco y accedemos al primer pasamanos que nos sitúa en el primer rapel de 32 metros. Ya empieza lo bueno. Nos encontramos un par de escuálidos tritones que se mueven muy lentamente.
Antes de llegar a la porqueriza, un estrecho meandro lleno de barro, dejamos pasar al equipo de la federación. Haciendo malabares en oposición consigo no mojarme los pies. Hemos pillado al segundo grupo en el rapel de 56 metros, que ha tenido un problema en el rapel. Esperamos en la porqueriza, poniéndonos cómodos, por decir algo, entre las estrechas paredes. Estamos allí una hora en la que nos quedamos helados. Corre un airecillo que hace que nos arrebujemos en nuestros monos. La temperatura media de la cueva es de 4 grados y la humedad es bastante alta. Yo llevo un mono de algodón y lo acabare pagando. La mayoría de los rapeles tienen instalada cuerda fija lo que nos evita estar montando y desmontando cuerda, ahorrando bastante tiempo.
Conforme pasan los rapeles vamos oyendo el río que discurre en algún punto por debajo de nosotros. Asusta un poco el estruendo que llega a nuestros oídos. Por fin legamos a la altura del río que discurre salvajemente por entre las rocas creando varias cascadas que nos dejan con la boca abierta. Lo seguimos durante bastante rato hasta que, en algún momento, nos hemos metido en una galería y, de repente, se deja de oír el río. ¡Que descanso! Mientras lo teníamos no nos dábamos cuenta del ruido pero al hacerse el silencio, este nos golpea fuertemente. Llegamos a la sala Maldita. Una sala de grandes dimensiones en la cual el frontal no alcanza a iluminar las paredes. Aquí hacemos un descanso a comer y reparar las fuerzas con un buen trago de la bota de vino que ha traído Tello.
Desde la sala maldita tenemos dos vías para continuar, la clásica y la llopis. Las dos se juntan en la sala Leonor. La mas bonita es la sala Llopis que es por la que nos meteremos. En la sala Maldita hay un libro donde apuntaremos cuantos somos y que vía vamos a hacer por si ocurriera algo facilitar la labor al grupo de espeleorescate. Al lado del libro hay un cartel que nos indica hacia donde va cada vía. La travesía esta muy bien marcada con reflectantes y flechas. Ademas Miguel Ángel lleva reflectantes que nos va dejando para facilitarnos aun mas el camino. Yo los voy recogiendo. Por la vía Llopis empezamos a ver formaciones y algún pasillo de gours muy bonitos. Yo he ido esquivando pisar el agua y en un descuido tonto piso un charco y acabo con el pie empapado.
Hemos vuelto a pillar al segundo grupo y otra vez a esperar una hora. Yo cada vez tengo mas frío y estas esperas me matan. El mono cada vez esta mas mojado y mas me cuesta entrar en calor. Nos encontramos con algún anclaje en mal estado y las cuerdas, que llevan allí sabe dios cuanto tiempo, no nos dan mucha confianza. Las cuerdas corren fatal por el stop y en los rapeles largos se cansa mucho la mano de apretar la palanca. Alguna cuerda tiene alguna flor y en un par ya les han hecho un nudo para evitar la parte rota, lo malo es que se acorta la cuerda y en algunos casos no queda ni para hacer la llave de bloqueo. Hay un par de rapeles guiados para evitar el agua. En uno de ellos la cuerda guía esta desecha. Tiene toda el alma al aire y algunas hebras cortadas. Si se partiera haríamos un péndulo brutal. Para matarnos. Los rapeles se suceden sin descanso y pierdo totalmente la cuenta de cuantos llevamos. Solo se que ya tengo ganas de que se acaben.
Poco antes de la sala Leonor volvemos a coger al segundo grupo y esta vez también al primero. Otra vez a esperar. Nos tomamos unos sorbos de sopa caliente que nos sabe a ambrosía y nos calienta el estomago. Le damos al primer grupo 20 minutos porque de la sala Leonor se sale con un rapel fraccionado y aquí estamos al resguardo del agua. Sale el segundo grupo y a los diez minutos salimos nosotros. Yo ya estoy muy helado. Me entra la temblequera y no hay manera de entrar en calor. Estoy tieso. En un momento llegamos a la sala Leonor. Una cascada de mas de treinta metros se precipita por encima de nosotros pulverizándose el agua sobre nuestras cabezas. El sitio es espectacular.
A pesar de que en esta sala ha subido la temperatura unos pocos grados, yo cada vez tengo mas frío. Me pongo un forro polar pero no lo noto mucho. Al poco rato esta empapado y tenemos que esperar un buen rato hasta que bajan los otros dos grupos el rapel fraccionado. Aquí la cueva se vuelve mas horizontal lo que no quita que haya bastantes rapeles pequeños. Gracias a los reflectantes de Miguel no perdemos tiempo en encontrar el camino en el caos de bloques que nos vamos encontrando. Poco a poco vamos atravesando por las diferentes zonas de la cueva, el paso del pilet, la pared del sos, galeria de les angunies, el sifón del viento, etc... El cansancio va haciendo mella y cada vez echamos menos fotos y mas nos cuesta avanzar.
Llegamos a la parte mas bonita de la cueva, la galería del mármol. Las paredes están cinceladas con preciosas vetas de mármol de diferentes colores. Vetas blancas, negras y grises se abren frente a nosotros. Un espectáculo para los ojos que no nos cansamos de admirar. Después de pasar un bloque, unas ondas de mármol nos reciben con toda su belleza. Para mi lo mas bonito de la cueva.
Ya nos va quedando menos. La siguiente dificultad el destripamonos una estrecha diaclasa por la que hay que progresar a cierta altura moviéndonos en contraposición. No es difícil pero una caída podría traer consecuencias por lo que a pesar del cansancio hay que poner los cinco sentidos.
Llegamos al paso del lago que esta equipado con un pasamanos de sirga para evitar mojarnos. En un punto intermedio la sirga esta deshilachada y conforme vamos pasando nos viene a la cabeza si no seré yo al que se le rompa del todo. Proseguimos despacio y ya solo nos queda el final y...¡por fin estamos fuera! Son las dos de la mañana. Mas de 15 horas de actividad con la aproximación. Estamos cansados pero muy felices de haberlo conseguido. El primer grupo hace rato que ha salido y están ya cambiados en los coches y los otros dos nos hemos juntado en la salida y nos damos unos abrazos y la foto de rigor. Ya solo nos queda regresar al coche y ponernos secos. En veinte minutos llegamos. Mas abrazos, nos ponemos secos y nos vamos a la escuela de alta montaña a cenar que tenemos un hambre canino.
Grupo 1: Miguel Angel, Isabel, Eli, Jose, Hector
Grupo 2: Mariano, Marta, Monica, Quique, Javi
Grupo 3: Ainhoa, Nacho, Nueno, Tello, Fleta
Después de todos nuestros esfuerzos del año por fin estamos preparados para una gran travesía, la del Alba, posiblemente la travesía mas representativa de Aragón. La travesía tiene un desnivel de 546 metros y un recorrido de 1182 metros.
Las coordenadas son:
Bujerín de Alba: X: 303.900 Y: 4726.570 Z: 2.290 (msnm)
Cueva de Alba: X: 302.920 Y: 4727.150 Z: 1.760 (msnm)
Como la travesía va a ser larga dormimos en la escuela de alta montaña de Benasque para no tener que madrugar tanto. Son fiestas en Benasque pero nos entra el sentido común y decidimos echarnos a la cama a una hora prudencial. A las ocho de la mañana ya estamos todos desayunados y preparados para iniciar la actividad. Aparcamos los coches en el aparcamiento al lado de los baños de Benasque. No empezamos a preparar las mochilas con el equipo cuando Marta se da cuenta que se ha dejado el bote estanco con todas sus cosas en la escuela. Se van rápidamente a por ello. Antes de que vuelvan, el primer grupo ya se ha equipado y parten hacia el bujerin del Alba que es donde esta la entrada a la travesía. Al cabo de bastante rato, que ya nos empezamos a preguntar si no se habrán perdido, aparecen Nueno y Marta con el coche. Se preparan y salimos los pocos que quedamos. Del aparcamiento bajamos unos cientos de metros hasta un desvío a la derecha con señales de GR. Seguimos por la senda hasta otro sendero a la derecha que sube fuertemente. Vamos siguiendo las señales hasta llegar llegar al ibon del Alba. Desde allí subimos por la izquierda unos 40 metros hasta localizar el agujero del Bujerin.
En la subida nos encontramos con ortigas. Marta coge una mata y viene hacia mi con intenciones aviesas pero no se ha dado cuenta que tengo mas a mis pies. Cojo una mata y empieza la guerra. Al día siguiente aun le pican las manos y los gemelos. No tenia nada que hacer.
ALGUNA HA PERDIDO LA BATALLA
DETRÁS EL BUJERIN
Antes de llegar a la porqueriza, un estrecho meandro lleno de barro, dejamos pasar al equipo de la federación. Haciendo malabares en oposición consigo no mojarme los pies. Hemos pillado al segundo grupo en el rapel de 56 metros, que ha tenido un problema en el rapel. Esperamos en la porqueriza, poniéndonos cómodos, por decir algo, entre las estrechas paredes. Estamos allí una hora en la que nos quedamos helados. Corre un airecillo que hace que nos arrebujemos en nuestros monos. La temperatura media de la cueva es de 4 grados y la humedad es bastante alta. Yo llevo un mono de algodón y lo acabare pagando. La mayoría de los rapeles tienen instalada cuerda fija lo que nos evita estar montando y desmontando cuerda, ahorrando bastante tiempo.
Conforme pasan los rapeles vamos oyendo el río que discurre en algún punto por debajo de nosotros. Asusta un poco el estruendo que llega a nuestros oídos. Por fin legamos a la altura del río que discurre salvajemente por entre las rocas creando varias cascadas que nos dejan con la boca abierta. Lo seguimos durante bastante rato hasta que, en algún momento, nos hemos metido en una galería y, de repente, se deja de oír el río. ¡Que descanso! Mientras lo teníamos no nos dábamos cuenta del ruido pero al hacerse el silencio, este nos golpea fuertemente. Llegamos a la sala Maldita. Una sala de grandes dimensiones en la cual el frontal no alcanza a iluminar las paredes. Aquí hacemos un descanso a comer y reparar las fuerzas con un buen trago de la bota de vino que ha traído Tello.
Desde la sala maldita tenemos dos vías para continuar, la clásica y la llopis. Las dos se juntan en la sala Leonor. La mas bonita es la sala Llopis que es por la que nos meteremos. En la sala Maldita hay un libro donde apuntaremos cuantos somos y que vía vamos a hacer por si ocurriera algo facilitar la labor al grupo de espeleorescate. Al lado del libro hay un cartel que nos indica hacia donde va cada vía. La travesía esta muy bien marcada con reflectantes y flechas. Ademas Miguel Ángel lleva reflectantes que nos va dejando para facilitarnos aun mas el camino. Yo los voy recogiendo. Por la vía Llopis empezamos a ver formaciones y algún pasillo de gours muy bonitos. Yo he ido esquivando pisar el agua y en un descuido tonto piso un charco y acabo con el pie empapado.
Hemos vuelto a pillar al segundo grupo y otra vez a esperar una hora. Yo cada vez tengo mas frío y estas esperas me matan. El mono cada vez esta mas mojado y mas me cuesta entrar en calor. Nos encontramos con algún anclaje en mal estado y las cuerdas, que llevan allí sabe dios cuanto tiempo, no nos dan mucha confianza. Las cuerdas corren fatal por el stop y en los rapeles largos se cansa mucho la mano de apretar la palanca. Alguna cuerda tiene alguna flor y en un par ya les han hecho un nudo para evitar la parte rota, lo malo es que se acorta la cuerda y en algunos casos no queda ni para hacer la llave de bloqueo. Hay un par de rapeles guiados para evitar el agua. En uno de ellos la cuerda guía esta desecha. Tiene toda el alma al aire y algunas hebras cortadas. Si se partiera haríamos un péndulo brutal. Para matarnos. Los rapeles se suceden sin descanso y pierdo totalmente la cuenta de cuantos llevamos. Solo se que ya tengo ganas de que se acaben.
Poco antes de la sala Leonor volvemos a coger al segundo grupo y esta vez también al primero. Otra vez a esperar. Nos tomamos unos sorbos de sopa caliente que nos sabe a ambrosía y nos calienta el estomago. Le damos al primer grupo 20 minutos porque de la sala Leonor se sale con un rapel fraccionado y aquí estamos al resguardo del agua. Sale el segundo grupo y a los diez minutos salimos nosotros. Yo ya estoy muy helado. Me entra la temblequera y no hay manera de entrar en calor. Estoy tieso. En un momento llegamos a la sala Leonor. Una cascada de mas de treinta metros se precipita por encima de nosotros pulverizándose el agua sobre nuestras cabezas. El sitio es espectacular.
A pesar de que en esta sala ha subido la temperatura unos pocos grados, yo cada vez tengo mas frío. Me pongo un forro polar pero no lo noto mucho. Al poco rato esta empapado y tenemos que esperar un buen rato hasta que bajan los otros dos grupos el rapel fraccionado. Aquí la cueva se vuelve mas horizontal lo que no quita que haya bastantes rapeles pequeños. Gracias a los reflectantes de Miguel no perdemos tiempo en encontrar el camino en el caos de bloques que nos vamos encontrando. Poco a poco vamos atravesando por las diferentes zonas de la cueva, el paso del pilet, la pared del sos, galeria de les angunies, el sifón del viento, etc... El cansancio va haciendo mella y cada vez echamos menos fotos y mas nos cuesta avanzar.
Llegamos a la parte mas bonita de la cueva, la galería del mármol. Las paredes están cinceladas con preciosas vetas de mármol de diferentes colores. Vetas blancas, negras y grises se abren frente a nosotros. Un espectáculo para los ojos que no nos cansamos de admirar. Después de pasar un bloque, unas ondas de mármol nos reciben con toda su belleza. Para mi lo mas bonito de la cueva.
Ya nos va quedando menos. La siguiente dificultad el destripamonos una estrecha diaclasa por la que hay que progresar a cierta altura moviéndonos en contraposición. No es difícil pero una caída podría traer consecuencias por lo que a pesar del cansancio hay que poner los cinco sentidos.
Llegamos al paso del lago que esta equipado con un pasamanos de sirga para evitar mojarnos. En un punto intermedio la sirga esta deshilachada y conforme vamos pasando nos viene a la cabeza si no seré yo al que se le rompa del todo. Proseguimos despacio y ya solo nos queda el final y...¡por fin estamos fuera! Son las dos de la mañana. Mas de 15 horas de actividad con la aproximación. Estamos cansados pero muy felices de haberlo conseguido. El primer grupo hace rato que ha salido y están ya cambiados en los coches y los otros dos nos hemos juntado en la salida y nos damos unos abrazos y la foto de rigor. Ya solo nos queda regresar al coche y ponernos secos. En veinte minutos llegamos. Mas abrazos, nos ponemos secos y nos vamos a la escuela de alta montaña a cenar que tenemos un hambre canino.
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