16-05-2015
Dada la duración del barranco, salimos de Zaragoza a las seis de la mañana. Sin almorzar ni nada salimos de Rodellar en dirección al pueblo abandonado de Otin. No hay mas que seguir los carteles. En la subida nos acompaña un increíble paisaje, con grandes arcos de piedra que parecen ojos en las grandes paredes y altos pináculos alzándose hacia el cielo, que van quedando a nuestros pies conforme vamos ganando altura. La temperatura es ideal y corre un poco de aire lo que contribuye a que la subida no se nos haga muy dura. Al llegar a la cúspide nos espera una sorpresa: varias cabras están alimentándose haciendo caso omiso a los que pasamos por allí.
Comemos pausadamente un bocadillo mientras reponemos fuerzas para continuar con la larga aproximación. Después de casi tres horas llegamos al saltador de las Lañas, que es el comienzo del Mascun. El camino esta muy bien señalizado por lo que esta vez no nos hemos perdido. Llevo los pies reventados, se me ha hecho una ampolla y me duelen mucho los pies.
Hay gente esperando en el primer salto. Hay un guía francés con tres clientes y nos dice que lleva allí mas de una hora esperando porque por delante van varios grupos, uno de ellos de mas de cuarenta personas. Salen ellos mientras nos cambiamos nosotros. Por otro camino que va a parar después del rapel llegan unas trece personas de golpe. Donde estamos nosotros hay mas gente que han llegado antes pero están comiendo y ni se han puesto el neopreno. Nos ponemos para saltar pero nos esperamos a que hagan el rapel para no esperar dentro de la poza. En esto que vienen dos y se nos cuelan en todos los morros. Y viendo como rapelan, sumado a que no llevan nada de material, se nota que no tienen ni puta idea.
Empezamos el barranco con salto de 7 metros a una poza de verde esmeralda, seguida de un pequeño resalte y un rapel de 18 metros. Nos damos toda la prisa que nos dejan los de delante para pasar por delante del gran grupo que tenemos debajo. El sol se refleja en las aguas cristalinas, resaltando los tonos verdosos del agua y dejándonos admirados de su belleza. Pasamos al lado del grupo de trece y seguidamente viene otro rapel. Mientras estamos esperando nuestro turno viene el helicóptero de la guardia civil, que se dirige detrás nuestro. Alguien se ha tenido que lesionar al principio pero no acabamos de entender como ha llegado tan rápido el helicóptero si no hace ni diez minutos que bajamos nosotros, de no ser que fuera uno del grupo que iba por delante del guía francés que parece que les costo mucho hacer el primer rapel. Según el periódico del día siguiente fue un francés que se hizo un esguince en el rapel.
Conseguimos adelantar al grupo de delante, lo cual nos permite recorrer solos los oscuros permitiéndonos disfrutar de la majestuosidad del sitio. El barranco se vuelve grandioso con altas paredes cercándonos por ambos lados, cerrándose hasta quedarnos casi en la oscuridad. Baja poca agua y la temperatura de la misma es, dentro de lo que cabe, bastante agradable. Las paredes se tornan rojizas contrastando con el verde de las pozas, aunque ahora tenemos un grupo detrás y hace que no podamos disfrutarlas tanto como nos hubiera gustado.
Después del Mascun superior, seguimos con el inferior siendo esta de mucha mas baja calidad. Luego de tanta belleza nos queda casi dos horas de patear entre piedras desnudas y buscar el camino entre grandes bloques de caos. El calor aprieta pero no nos quitamos el neopreno porque todavía quedan algunas badinas por atravesar. Un par de rapeles mas y llegamos al cruce donde hemos empezado a subir en la aproximación. Solo nos quedan tres cuartos de hora mas hasta el pueblo de Rodellar y ya terminamos el barranco después de nueve horas y diez minutos. Un gran barranco, sin duda de los mejores de Guara.
Dada la duración del barranco, salimos de Zaragoza a las seis de la mañana. Sin almorzar ni nada salimos de Rodellar en dirección al pueblo abandonado de Otin. No hay mas que seguir los carteles. En la subida nos acompaña un increíble paisaje, con grandes arcos de piedra que parecen ojos en las grandes paredes y altos pináculos alzándose hacia el cielo, que van quedando a nuestros pies conforme vamos ganando altura. La temperatura es ideal y corre un poco de aire lo que contribuye a que la subida no se nos haga muy dura. Al llegar a la cúspide nos espera una sorpresa: varias cabras están alimentándose haciendo caso omiso a los que pasamos por allí.
Comemos pausadamente un bocadillo mientras reponemos fuerzas para continuar con la larga aproximación. Después de casi tres horas llegamos al saltador de las Lañas, que es el comienzo del Mascun. El camino esta muy bien señalizado por lo que esta vez no nos hemos perdido. Llevo los pies reventados, se me ha hecho una ampolla y me duelen mucho los pies.
Hay gente esperando en el primer salto. Hay un guía francés con tres clientes y nos dice que lleva allí mas de una hora esperando porque por delante van varios grupos, uno de ellos de mas de cuarenta personas. Salen ellos mientras nos cambiamos nosotros. Por otro camino que va a parar después del rapel llegan unas trece personas de golpe. Donde estamos nosotros hay mas gente que han llegado antes pero están comiendo y ni se han puesto el neopreno. Nos ponemos para saltar pero nos esperamos a que hagan el rapel para no esperar dentro de la poza. En esto que vienen dos y se nos cuelan en todos los morros. Y viendo como rapelan, sumado a que no llevan nada de material, se nota que no tienen ni puta idea.
Empezamos el barranco con salto de 7 metros a una poza de verde esmeralda, seguida de un pequeño resalte y un rapel de 18 metros. Nos damos toda la prisa que nos dejan los de delante para pasar por delante del gran grupo que tenemos debajo. El sol se refleja en las aguas cristalinas, resaltando los tonos verdosos del agua y dejándonos admirados de su belleza. Pasamos al lado del grupo de trece y seguidamente viene otro rapel. Mientras estamos esperando nuestro turno viene el helicóptero de la guardia civil, que se dirige detrás nuestro. Alguien se ha tenido que lesionar al principio pero no acabamos de entender como ha llegado tan rápido el helicóptero si no hace ni diez minutos que bajamos nosotros, de no ser que fuera uno del grupo que iba por delante del guía francés que parece que les costo mucho hacer el primer rapel. Según el periódico del día siguiente fue un francés que se hizo un esguince en el rapel.
Conseguimos adelantar al grupo de delante, lo cual nos permite recorrer solos los oscuros permitiéndonos disfrutar de la majestuosidad del sitio. El barranco se vuelve grandioso con altas paredes cercándonos por ambos lados, cerrándose hasta quedarnos casi en la oscuridad. Baja poca agua y la temperatura de la misma es, dentro de lo que cabe, bastante agradable. Las paredes se tornan rojizas contrastando con el verde de las pozas, aunque ahora tenemos un grupo detrás y hace que no podamos disfrutarlas tanto como nos hubiera gustado.
Después del Mascun superior, seguimos con el inferior siendo esta de mucha mas baja calidad. Luego de tanta belleza nos queda casi dos horas de patear entre piedras desnudas y buscar el camino entre grandes bloques de caos. El calor aprieta pero no nos quitamos el neopreno porque todavía quedan algunas badinas por atravesar. Un par de rapeles mas y llegamos al cruce donde hemos empezado a subir en la aproximación. Solo nos quedan tres cuartos de hora mas hasta el pueblo de Rodellar y ya terminamos el barranco después de nueve horas y diez minutos. Un gran barranco, sin duda de los mejores de Guara.
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