16-06-2014
Tras un corto trayecto en bus llego a Yangshuo, una población a 60 kilómetros al sur de Guilin. Aunque tiene 300000 habitantes no lo parece, da mas la impresión de ser un pueblo grande. Esta rodeado por los ríos Yolong y Lijiang y a su alrededor se levanta un bellísimo paisaje kárstico que hace las delicias de la vista.
A la entrada de una calle hay un cartel con el nombre de mi hotel indicando que esta a 50 metros. Me recorro la calle de arriba a abajo varias veces sin verlo hasta que un hombre me indica un callejón. El hotel lo he reservado por Internet y tenia bastante buena pinta. Era de los que mejor recomendación tenia. Esta en el tercer piso y conforme voy subiendo escaleras peor pinta me da. Parece un sitio cutre, con la pintura descascarillada y sucia. Hasta que llego al piso del hotel, que eso ya es otra cosa. El hotel esta francamente bien con vistas a las montañas y unas habitaciones muy cuidadas y limpias. Hoy me dedico a pasear tranquilamente por la ciudad.
Al día siguiente me alquilo una bicicleta con intención de recorrer los alrededores. En el mismo hotel tienen varios tipos de bicis para alquilar. Desde las cutres hasta bicis con freno de disco. Yo me cojo una cosa media. Me dan un papel y tengo que ir a una tienda de alquiler, que me cuesta lo mio encontrar. La humedad es muy alta y enseguida estoy empapado de sudor. El paisaje, una vez salido de la ciudad, es muy agradable para recorrerlo en bici. Hay poco trafico y las colinas, como inmensos granos de arroz clavados en el suelo revestidas de una exuberante vegetación, se alzan a mi alrededor. Es un paisaje de cuento de hadas. A lo largo de la carretera hay sitios donde poder comprar agua e incluso tajadas de sandia con las que refrescar el paladar.
Como es habitual en mi me pierdo. He llegado a un cruce que no me cuadra en el esquemático mapa que llevo. Hay un sitio de información turística y allí me dicen donde estoy y me doy cuenta que es al lado totalmente contrario del que yo quería llegar. Hay una chica alemana que habla español y con ella me aclaro un poco mejor. Lleva un mapa bastante bueno que ha comprado allí y, como veo que lo necesito, adquiero el ultimo que les queda.
Por el río bajan barcas de bambú repletas de turistas. Es la actividad mas típica que se puede hacer por aquí. Cada vez que puedo dejo la carretera y me meto por los caminos en los cuales no me encuentro a casi nadie. Llego a un sitio donde hay amarradas un montón de coloridas barcas de bambú, lo cual me viene muy bien pues tengo que cruzar el río al otro lado. Pregunto el precio y se pasan tres pueblos por solo cruzar el río. Les digo mi precio y hay una chica que acepta. Subo la bici a la inestable barca de bambú y luego me subo al lado sujetándola. Llegamos a la otra orilla sin incidente hasta que toca bajarse de la barca. Me desequilibro y meto la pierna en el agua hasta la rodilla. Eso si, consigo no caerme entero.
Por fin llego a donde quería, al puente del dragón. Es un puente de piedra con forma de arco y tiene 600 años de antigüedad. Me subo a admirar las vistas desde el medio del puente. Desde allí veo a una mujer bastante obesa metida en el agua, en mitad del río, subirse a una barca de bambú. En esto que el hombre que maneja la barca se tira al agua. Pienso que la mujer habrá perdido algo y se a tirado a ver si lo coge. Apañao esta porque el agua esta marrón y hay corriente. Esta varios segundos sumergido en el agua cuando de repente... ¡¡sale con un crío!! Anda que... para haberse ahogado. La mujer le da una buena propina que el rechaza. Después de esto ya me vuelvo para Yangshuo
Tras un corto trayecto en bus llego a Yangshuo, una población a 60 kilómetros al sur de Guilin. Aunque tiene 300000 habitantes no lo parece, da mas la impresión de ser un pueblo grande. Esta rodeado por los ríos Yolong y Lijiang y a su alrededor se levanta un bellísimo paisaje kárstico que hace las delicias de la vista.
A la entrada de una calle hay un cartel con el nombre de mi hotel indicando que esta a 50 metros. Me recorro la calle de arriba a abajo varias veces sin verlo hasta que un hombre me indica un callejón. El hotel lo he reservado por Internet y tenia bastante buena pinta. Era de los que mejor recomendación tenia. Esta en el tercer piso y conforme voy subiendo escaleras peor pinta me da. Parece un sitio cutre, con la pintura descascarillada y sucia. Hasta que llego al piso del hotel, que eso ya es otra cosa. El hotel esta francamente bien con vistas a las montañas y unas habitaciones muy cuidadas y limpias. Hoy me dedico a pasear tranquilamente por la ciudad.
Al día siguiente me alquilo una bicicleta con intención de recorrer los alrededores. En el mismo hotel tienen varios tipos de bicis para alquilar. Desde las cutres hasta bicis con freno de disco. Yo me cojo una cosa media. Me dan un papel y tengo que ir a una tienda de alquiler, que me cuesta lo mio encontrar. La humedad es muy alta y enseguida estoy empapado de sudor. El paisaje, una vez salido de la ciudad, es muy agradable para recorrerlo en bici. Hay poco trafico y las colinas, como inmensos granos de arroz clavados en el suelo revestidas de una exuberante vegetación, se alzan a mi alrededor. Es un paisaje de cuento de hadas. A lo largo de la carretera hay sitios donde poder comprar agua e incluso tajadas de sandia con las que refrescar el paladar.
Como es habitual en mi me pierdo. He llegado a un cruce que no me cuadra en el esquemático mapa que llevo. Hay un sitio de información turística y allí me dicen donde estoy y me doy cuenta que es al lado totalmente contrario del que yo quería llegar. Hay una chica alemana que habla español y con ella me aclaro un poco mejor. Lleva un mapa bastante bueno que ha comprado allí y, como veo que lo necesito, adquiero el ultimo que les queda.
Por el río bajan barcas de bambú repletas de turistas. Es la actividad mas típica que se puede hacer por aquí. Cada vez que puedo dejo la carretera y me meto por los caminos en los cuales no me encuentro a casi nadie. Llego a un sitio donde hay amarradas un montón de coloridas barcas de bambú, lo cual me viene muy bien pues tengo que cruzar el río al otro lado. Pregunto el precio y se pasan tres pueblos por solo cruzar el río. Les digo mi precio y hay una chica que acepta. Subo la bici a la inestable barca de bambú y luego me subo al lado sujetándola. Llegamos a la otra orilla sin incidente hasta que toca bajarse de la barca. Me desequilibro y meto la pierna en el agua hasta la rodilla. Eso si, consigo no caerme entero.
Por fin llego a donde quería, al puente del dragón. Es un puente de piedra con forma de arco y tiene 600 años de antigüedad. Me subo a admirar las vistas desde el medio del puente. Desde allí veo a una mujer bastante obesa metida en el agua, en mitad del río, subirse a una barca de bambú. En esto que el hombre que maneja la barca se tira al agua. Pienso que la mujer habrá perdido algo y se a tirado a ver si lo coge. Apañao esta porque el agua esta marrón y hay corriente. Esta varios segundos sumergido en el agua cuando de repente... ¡¡sale con un crío!! Anda que... para haberse ahogado. La mujer le da una buena propina que el rechaza. Después de esto ya me vuelvo para Yangshuo
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